Parece ser que a estas alturas el “leedor” Costas se siente la reencarnación de algunos dictadorzuelos de mediados del siglos XIX e inicios del siglo XX, el Porfiriato de México, tiene a un gran amigo en Santa Cruz, los cristeros ahora transformados en la Unión Juvenil, bendecidos por su Cardenal ciego, responden no mas a la práctica de los siglos pasados.
La modernidad cruceña está reñida con su “gobernador”, el típico autócrata que se cree la verdad y el iluminado, seguramente ve su futuro en Paris y mejor si sus huesos terminan en algún panteón de esta bella ciudad donde descansan los famosos y despreciados de este continente. Cuando uno ve el accionar de este Leedor vienen a mi mente, algunos títulos de la literatura latinoamericana: Yo el Supremo”, de Augusto Roa Bastos; “El recurso del Método”, de Alejo Carpentier; “El señor Presidente”, de Miguel Angel Asturias; “Oficio de difuntos”, de Arturo Uslar Pietri; “El dictador suicida”, de Augusto Céspedes”; “La fiesta del Chivo”, de Mario Vargas Llosa, “La tempestad y la sombra”, de Néstor Taboada Terán y en “El otoño del Patriarca”, de Gabriel García Márquez. Ojala que el Leedor alguna vez conozca estos libros para poder entender su accionar, ya que este “leedor” se encuentra a la cabeza de la rebelión de los de siempre, de los mamones del centralismo ahora trasladados a mamar en las regiones – y si quieren el IDH – ya sabemos para qué, los de siempre nos enseñaron sus prácticas y lastimosamente para ellos solamente fueron subcampeones de la corrupción.
Con todo, a los latinoamericanos y bolivianos sólo nos queda reconocer que, como bien dice García Márquez, la realidad es mejor escritor que nosotros. “Nuestro destino, y tal vez nuestra gloria, es tratar de imitarla lo mejor que nos sea posible”.
En efecto, la realidad es la realidad, que a menudo supera a la ficción, y la vida de un dictador, además de ser un golpe a la lógica y la razón, como en el caso de Pinochet, Videla, Stroessner – Costas-, es la demostración de lo que le ocurre al hombre cuando sus relaciones no pueden desarrollarse de manera natural; cuando, para sustituir a la unidad familiar o a la fe religiosa, sólo es posible la adhesión al poder, encarnado en un personaje que se mueve entre la luz y las tinieblas, entre el sueño y la pesadilla, entre la realidad y la fantasía[1].
Parece ser que los resultados del referéndum revolcatorio los tienen a mal venir, los fracasados de la política culpan al fraude, los carnets, los venezolanos, marcianos y no se que más, quienes son los que dicen, los medios [tan creíbles como los cuenta cuentos], los analistas (los nuevos desocupados) defensores de un sistema en debacle y estos políticos fracasados que no pudieron hacer historia y solamente estarán en la cloaca de la historia. (algunos de ellos caminaron por toda la gama de la política de la izquierda a la derecha).
Ahora tenemos la gran arremetida de esta derecha desubicada y seguramente aplaudida por las cabezas rapadas; no me extrañaría que tengan apoyo logístico y asesoramiento de estos grupúsculos que existen en nuestro continente y otros, defendidos por los medios cruceños,… que pena sigan hundiéndose en el excremento de la historia todos aquellos seudo periodistas, sabrán lo que hacen o solo serán los repetidores de las ideas de sus jefes?.
Ahora tenemos acciones de masas, primero el remedo de huelgas de hambre. Para los que realizamos éstas de manera conciente sabemos cómo avanza y como afecta las energías y la posibilidad de discursear a una semana o más, pero tenemos prefectos que avergonzarían a Sands[2] por la resistencia.
Por fin Nayar tiene militantes fieles que le hacen caso a sus ocurrencias fascistoides, las vacas no le discuten y acatan el paro sin necesidad de golpes ni de bandas juveniles, solo unos cuantos vaqueros, ahora siente que tiene el poder en sus manos.
Ah, pero para los de siempre, estas actitudes son apañadas y de vez en cuando usando sus medios que parecen un remedo de Joseph Geobles tratando de mentir a la población como si fuera un recipiente vacío de sus mensajes y símbolos.
Estamos ante la desesperación de los grupúsculos fascistas incrustados en los comités cívicos y en algunas prefecturas.
Solamente es necesario, tener paciencia y aguantar las provocaciones de sus grupos de choque, tenemos la absoluta convicción que la verdad y la democracia participativa vencerá.
[1] El dictador en la literatura latinoamericana, Víctor Montoya
[2] Militante del IRA que murió en una huelga de hambre dura contra el gobierno de la Thacher.
La modernidad cruceña está reñida con su “gobernador”, el típico autócrata que se cree la verdad y el iluminado, seguramente ve su futuro en Paris y mejor si sus huesos terminan en algún panteón de esta bella ciudad donde descansan los famosos y despreciados de este continente. Cuando uno ve el accionar de este Leedor vienen a mi mente, algunos títulos de la literatura latinoamericana: Yo el Supremo”, de Augusto Roa Bastos; “El recurso del Método”, de Alejo Carpentier; “El señor Presidente”, de Miguel Angel Asturias; “Oficio de difuntos”, de Arturo Uslar Pietri; “El dictador suicida”, de Augusto Céspedes”; “La fiesta del Chivo”, de Mario Vargas Llosa, “La tempestad y la sombra”, de Néstor Taboada Terán y en “El otoño del Patriarca”, de Gabriel García Márquez. Ojala que el Leedor alguna vez conozca estos libros para poder entender su accionar, ya que este “leedor” se encuentra a la cabeza de la rebelión de los de siempre, de los mamones del centralismo ahora trasladados a mamar en las regiones – y si quieren el IDH – ya sabemos para qué, los de siempre nos enseñaron sus prácticas y lastimosamente para ellos solamente fueron subcampeones de la corrupción.
Con todo, a los latinoamericanos y bolivianos sólo nos queda reconocer que, como bien dice García Márquez, la realidad es mejor escritor que nosotros. “Nuestro destino, y tal vez nuestra gloria, es tratar de imitarla lo mejor que nos sea posible”.
En efecto, la realidad es la realidad, que a menudo supera a la ficción, y la vida de un dictador, además de ser un golpe a la lógica y la razón, como en el caso de Pinochet, Videla, Stroessner – Costas-, es la demostración de lo que le ocurre al hombre cuando sus relaciones no pueden desarrollarse de manera natural; cuando, para sustituir a la unidad familiar o a la fe religiosa, sólo es posible la adhesión al poder, encarnado en un personaje que se mueve entre la luz y las tinieblas, entre el sueño y la pesadilla, entre la realidad y la fantasía[1].
Parece ser que los resultados del referéndum revolcatorio los tienen a mal venir, los fracasados de la política culpan al fraude, los carnets, los venezolanos, marcianos y no se que más, quienes son los que dicen, los medios [tan creíbles como los cuenta cuentos], los analistas (los nuevos desocupados) defensores de un sistema en debacle y estos políticos fracasados que no pudieron hacer historia y solamente estarán en la cloaca de la historia. (algunos de ellos caminaron por toda la gama de la política de la izquierda a la derecha).
Ahora tenemos la gran arremetida de esta derecha desubicada y seguramente aplaudida por las cabezas rapadas; no me extrañaría que tengan apoyo logístico y asesoramiento de estos grupúsculos que existen en nuestro continente y otros, defendidos por los medios cruceños,… que pena sigan hundiéndose en el excremento de la historia todos aquellos seudo periodistas, sabrán lo que hacen o solo serán los repetidores de las ideas de sus jefes?.
Ahora tenemos acciones de masas, primero el remedo de huelgas de hambre. Para los que realizamos éstas de manera conciente sabemos cómo avanza y como afecta las energías y la posibilidad de discursear a una semana o más, pero tenemos prefectos que avergonzarían a Sands[2] por la resistencia.
Por fin Nayar tiene militantes fieles que le hacen caso a sus ocurrencias fascistoides, las vacas no le discuten y acatan el paro sin necesidad de golpes ni de bandas juveniles, solo unos cuantos vaqueros, ahora siente que tiene el poder en sus manos.
Ah, pero para los de siempre, estas actitudes son apañadas y de vez en cuando usando sus medios que parecen un remedo de Joseph Geobles tratando de mentir a la población como si fuera un recipiente vacío de sus mensajes y símbolos.
Estamos ante la desesperación de los grupúsculos fascistas incrustados en los comités cívicos y en algunas prefecturas.
Solamente es necesario, tener paciencia y aguantar las provocaciones de sus grupos de choque, tenemos la absoluta convicción que la verdad y la democracia participativa vencerá.
[1] El dictador en la literatura latinoamericana, Víctor Montoya
[2] Militante del IRA que murió en una huelga de hambre dura contra el gobierno de la Thacher.